María, Auxilio de los cristianos,
tú que conoces las batallas que libramos cada día,
ven en mi auxilio cuando me sienta débil o amenazado.

Sé mi fuerza ante las tentaciones,
mi paz en la angustia,
y mi defensa cuando el mal quiera hacerme daño.

No permitas que el enemigo venza,
ni que el miedo me paralice.

Madre valiente, lucha conmigo,
y llévame siempre al Corazón de Jesús.

Amén.