Virgen María, Madre amorosa,
te confío a mis hijos, a quienes amo con todo mi corazón.
Protégelos con tu manto, guárdalos de todo mal,
aleja de ellos el peligro, la violencia, el pecado y la tristeza.

Sé tú su guía en el camino,
su refugio en la tormenta y su consuelo en las pruebas.

Enséñales a amar a Jesús,
y condúcelos siempre por el camino de la fe y la verdad.

Madre mía, no los dejes nunca solos. Amén.