Madre del Cielo,
hoy consagramos nuestra familia a tu Inmaculado Corazón.
A ti confiamos nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestros sueños y nuestras heridas.
Líbranos del mal,
enséñanos a vivir con fe y esperanza,
y ayúdanos a mantenernos unidos en el amor de Dios.
María, intercede por nosotros
para que nuestro hogar sea un pequeño reflejo de Nazaret:
lleno de oración, servicio, alegría y fidelidad.
Amén.