Madre del Cielo,
hoy te consagro a mis hijos: sus cuerpos, sus almas, su futuro, sus decisiones.
Recíbelos en tu Inmaculado Corazón,
como una ofrenda de amor.
Líbralos de todo mal,
enséñales a orar,
y condúcelos suavemente hacia Jesús.
Sé tú su Madre cada día de sus vidas,
y cuando yo no pueda acompañarlos,
quédate tú junto a ellos.
Amén.